Hasta pronto..
19 March, 2012, 08:20 - -Fuerza del mar, -Toque humano, -Blog / web, -Normandía, Citas/textos
“¿alguna vez has tenido la sensación de que el vacío nace desde tus ojos...?
cansa buscar.
será eso.
o será que no encontrar nubla la vista
siempre ir. y volver por el mismo camino.
en un no atreverse muy parecido
al miedo.
siempre ir. y volver por distinto camino.
en una obsesión por hallar
el principio.
siempre ir, para no regresar.
ir, para no mirar atrás.
ir, todo el tiempo:
hacia delante,
sin pausa,
sin destino.”
Antes de nada, quiero continuar con los agradecimientos de la anterior entrada, hay una persona que nos hace soñar despiertos letra a letra y nos regala maravillosos fragmentos como el que he empleado para esta entrada o el que tenía como título Nelíade y que me fascinó hasta el punto de adquirirlo en uno de mis actuales proyectos, por esto y por lo que aún está por llegar, gracias maestro.
Hay ocasiones en las que necesitamos un pequeño parón que reorganice nuestros pensamientos, que nos ayude a retomar fuerzas, nos devuelva al camino que hace tiempo perdimos y nos desancle del lacerante ayer.
Au revoir Elchiado, que el agua de la primavera reverdezca tus marchitas ramas.
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Normandia III: Omaha Beach - Cementerio americano
04 January, 2012, 07:00 - -Blanco y negro, -Largas exposiciones, -Toque humano, -Normandía
La última parada de nuestro pequeño recorrido normando fue sin duda uno de los grandes atractivos de la zona, Omaha Beach, la famosa playa del desembarco de Normandía.
Me sorprendió mucho la cantidad de restos que encontramos en la playa y nos permitió hacernos una pequeña idea de la magnitud de lo acontecido, te pone la piel de gallina encontrarte en un lugar donde tantos miles de personas perdieron la vida hace casi 70 años.
Mientras recorríamos el lugar era sencillo recordar las imágenes que tantas veces hemos visto y quizá uno de los más conocidos trabajos sobre el desembarco fue el de Robert Capa quien retrató como nadie el horror de la guerra.
A pesar de que el tiempo no dio tregua mientras estuvimos en Omaha Beach y la lluvia hacía complicado sacar la cámara, decidimos visitar uno de los múltiples museos y empaparnos un poco más si cabe de este trágico suceso.
Tras nuestra parada cultural la lluvia amainó y nos acercarnos al Cimetière américain , quizá el más conocido de los homenajes a los caídos y como era de esperar no defraudó.
Las miles de cruces blancas perfectamente alineadas hasta que se perdían a lo lejos hacía que el respeto en este lugar de descanso fuera mayor si cabe, pero como imaginaréis es un lugar tremendamente visitado y un fuerte atractivo turístico por lo que no fue muy costoso quitar esta sensación y plantar el trípode.
Hay días en los que eres consciente de que no estás inspirado fotográficamente, algo normal, pero cuando ese día lo tienes en un lugar con un gran potencial el sabor es más amargo de lo normal y reconozco que me costó horrores encontrar un encuadre que me transmitiera lo que estaba viviendo hasta que topé este árbol…
Lo rodeé en innumerables ocasiones, probé constantemente puntos de vista altos y bajos, pero siempre había algún elemento que fallaba en la composición aunque no desistí en el intento y fui persistente hasta que logré ordenar todo a mi gusto.
Tras probar diferentes tiempos de exposición y conseguir un “dibujo” en el cielo que me gustó, me quité esa sensación amarga que comentaba antes y me quedé satisfecho aunque realicé alguna fotografía más de mi agrado, esta es sin duda con la que me quedo.
Hago un paréntesis para dedicar esta fotografía a David que como lo prometido es deuda, va por ti compañero, espero que el resultado haya mejorado lo que viste.
Me hubiera gustado visitar alguno de los otros cementerios, pero no había tiempo para más y la tarde se nos echaba encima por lo que nos acercamos a la Pointe du Hoc, un acantilado de 30 metros de altura en donde se encuentran los restos de varias baterías y multitud de enormes socavones producidos por las bombas para destruirlos.
Tras visitar la zona, disfrutamos viendo desde el parking el único atardecer en el que el cielo cobró tremendo color naranja, así es la vida, no todo es captar el instante.
Para acabar el relato de esta escapada que espero os haya gustado, os dejo con algún instante de este día:
Datos técnicos de mi toma:
Canon 5dII, Canon 17-40 (a 19mm, f/10, 60 segundos e ISO 100), densidad neutra 10 pasos y degradados neutros de 3 y 2 pasos.
Normandia II: Étretat
19 December, 2011, 16:54 - -Fuerza del mar, -Largas exposiciones, -Normandía
La segunda parada de nuestro viaje nos condujo a uno de los lugares más conocidos de la costa francesa, al pequeño pueblo de Étretat, hacia el que salimos tras hacer un poco de turismo en Saint-Michel y tras casi tres horas de camino llegamos justo para hacer un rápido reconocimiento de la zona y poder hacer un tristón atardecer en el que sin pena ni gloria nos entretuvimos con el espectáculo que nos brindaba los gigantescos acantilados de piedra blanca.
Desde la playa del pueblo de Étretat podemos acceder a dos zonas de acantilados, a mano derecha Amont cuya roca principal escenifica un elefante con la trompa hundida en el agua coronada por la preciosa capilla de Notre-Dame de la Garde y desde donde parte un agradable recorrido a pie por los acantilados.
En el lado opuesto encontramos en famoso acantilado de Aval junto a su ojo de aguja, un arco natural de más de 70 metros de altura y motivo principal de que nos encontrásemos allí.
Al día siguiente el tiempo estaba algo más que revuelto y fue imposible hacer el amanecer, pero afortunadamente la lluvia fue remitiendo y nos permitió investigar un poco más a fondo cómo acceder al mítico acantilado de Aval, cosa más sencilla de lo que parecía en un principio, ya que en bajamar podemos adentrarnos hasta una cueva que nos conecta con los acantilados y como os podéis imaginar la experiencia fue impresionante.
Una vez en la playa la sensación de magestuosidad de las enormes paredes blancas hacía que te sintieras minúsculo y si desde arriba impresionaba, desde abajo la perspectiva cambiaba totalmente y hacía más bello si cabe el lugar.
A pesar de que la sesión se desarrolló al mediodía, un voluminoso cielo nublado hizo que pudiésemos trabajar con una suave luz y tremendamente agradable, perfecto para las largas exposiciones.
Sin entretenernos demasiado fuimos recorriendo la playa hasta el otro extremo en donde se encuentra Manneporte, un descomunal arco sobre el que se puede pasar, pero por temor a la subida de la marea nos quedamos en este punto y menos mal porque cuando regresamos el agua llegaba casi a los gemelos.
Tras un atardecer en el que el cielo cobró un leve tono cálido y el fortísimo viento hacía muy peligro asomarse a los acantilados, volvimos a la playa de Étretat para tratar de tomar el ojo de aguja desde otra perspectiva y en este lugar se nos echó la noche encima.
Íbamos con la intención de hacer alguna nocturna, pero por si alguien está interesado en este tema, todos los arcos están iluminados por unos potentísimos focos y al menos durante el tiempo que estuvimos allí no se apagaron a ninguna hora por lo que al menos a nosotros nos resultó imposible.
Otra vez más recopilo fotografías de los tres y os muestro de forma más gráfica nuestro paso por este precioso lugar:
Y los datos técnicos de mi toma:
Canon 5d MkII, Canon 17-40 (a 17mm, f/8, 30 segundos e ISO 100), densidad neutra B+W de 10 pasos y degradado neutro Hi-tech de 3 pasos.
Normandía I: Monte Saint-Michel
12 December, 2011, 18:05 - -Blanco y negro, Arquitectura / Escultura, -Normandía
Hará ya varios años desde que hablamos por primera vez de un viaje a Normandía, una zona que nos atraía mucho a nivel fotográfico y que no terminaba de plasmarse debido a los compromisos personales, pero por fin nos pudimos quitar la espina hace un par de meses y pude disfrutar de unos lugares impresionantes junto a David Cidre y Javier Alonso.
El viaje comenzó movido y a punto estuvimos de tener que dar media vuelta a mitad de camino, pero afortunadamente pudimos llegar a uno de los lugares más turísticos de la costa francesa, el Monte Saint-Michel, y reconozco que la primera impresión no fue todo lo buena que esperaba porque para los que no hayáis estado, se llega a través de una carretera al final de la cuál hay un gigantesco parking que rompe en mil pedazos la esencia del lugar.
Tras explorar un poco la zona, en uno de los extremos se puede acceder a la parte trasera y ya la cosa cambia, por fin la sensación de aislamiento cobra fuerza y afortunadamente no hay demasiadas personas por esta zona, ya que hay que andar sobre arena mojada, aunque supongo que en verano estará a rebosar de gente.
Me costó un poco quitar esa imagen de coches y caravanas aparcadas casi a los pies de este mágico lugar pero esa parte trasera terminó por embelesarme y si el exterior me pareció impresionante, avanzar por sus callejuelas me trasladó al pasado por unos instantes mientras ascendía a su abadía.
Esta isla está situada en el estuario del río Couesnon, un terreno de arena arcillosa que en determinados lugares hace que literalmente te hundas y ninguno de los tres nos libramos estar clavados hasta la ingle, un auténtico desastre porque como imaginaréis salir uno mismo era muy complicado.
Por otro lado, las mareas juegan un papel esencial, ya que cuando está alta no se puede acceder a esa zona trasera y no fuimos capaces de encontrar la lógica de la marea en este punto ya que parecía no seguir muy bien las seis horas aproximadas que separan la altamar y la bajamar, y por si no fuera suficiente la forma en la que sube no es de forma gradual como el mar, sino que se van formando ríos y cuesta apreciar lo que realmente sube (cómo no también tuvimos problemas por apurar más de lo debido).
En Saint-Michel comenzamos y terminamos nuestra aventura por tierras normandas, llegamos para hacer el despejado atardecer y justo cuando la hora azul estaba terminando un frente de nubes llegó y cubrió todo el cielo, aunque estuvimos un buen rato tomando tomas nocturnas y entre ellas decidimos ir a la carretera para incluir las estelas de los coches, cosa que un conductor distraído confundió el arcén con el carril y casi nos lleva por delante a David y a mi.
Al día siguiente el panorama que nos encontramos poco tenía que ver con el atardecer, ya que un cielo gris aunque con algo de volumen fue el protagonista de la mañana, así que pudimos prolongar la sesión un buen rato ya que teníamos una luz muy suave y hacer algo de turismo.
Como comentaba antes terminamos en este lugar ya que al no tener una localización clara el ante último día decidimos dormir aquí y hacer el amanecer, pero la sesión se complicó bastante debido a un fuerte viento que hacía casi imposible sacar una toma sin trepidar.
Como siempre os gusta ver lo que hay detrás de la cámara, os dejo con un pequeño reportaje recopilado con material de los tres de móviles, cámaras e incluso alguna captura de un vídeo.
Como siempre me comentáis que os gusta conocer los datos de la toma, ahí van:
Canon 5dII, Canon 24-70 (a 32mm, f/11, 0´8 segundos e ISO 100), degradado neutro 3 pasos Hi-tec y trípode.
Espero que os haya gustado esta primera entrega del viaje a Normandía, he querido elegir una toma de cada lugar en el que estuvimos y contar un poco la experiencia que tuvimos para que veáis un poco las historias que siempre hay tras una fotografía.