Esta imagen se la quiero dedicar a César y Esther, ya que sin su visita a Vizcaya me habría perdido fotografías como esta.

Esta toma la tenía en mente desde hace muchísimo tiempo, pero encontrar un día con cielo despejado, luna parcialmente llena y que esté lo suficientemente alta como para iluminar la escena es complicado, muy complicado.

Estuvimos haciendo el atardecer en la calita de la izquierda, si se juntó el atardecer con las nocturnas. Tiramos un par de fotos desde la cala, pero el temor de que subiera la marea y quedarnos atrapados nos hizo finalmente subir.
Plantamos los trípodes en la estreche pasarela, y simplemente esperamos 20 minutos, fruto de que la luna todavía no estaba llena y la luz no te permitía bajar de estos tiempos.

Busqué este encuadre porque el serpenteo de las escaleras hasta llegar a la ermita siempre me ha parecido una de las esencias de este lugar, y hacerlo de noche y sin gente es una auténtica delicia. Además la orientación desde nuestra posición era Norte, por lo que los círculos de las estrellas circumpolares dieron algo más de vistosidad a la toma.
Una cosa que teníamos era que se colara luz residual, ya que por un lado está Bakio, y por el otro el Faro de Matxitxako...



Canon 30d, Canon 17-40mm (19mm, f/4, 1245 segundos e ISO 100, trípode, degradado, cable y burbuja.