Creo que los mejores resultados en cuanto a composición vienen cuando conocemos el lugar, y hemos realizado los encuadres que a priori son más llamativos, ya que en visitas posteriores nos centraremos en intentar captar la verdadera esencia del lugar.

Una cosa que tendemos tendencia al ir a hacer fotografías de costa es ir hacia el mar rápidamente, y hay ocasiones en las que nos perdemos detalles más sugerentes que nos muestran el entorno de una manera más fiel.

En esta ocasión, un río desembocaba en la playa, y en un punto se ensanchaba a modo de charca, por lo que utilicé la amplia superficie para que se reflejara la mitad superior y darle simetría a la toma.
Me hubiera gustado que el reflejo hubiera sido menos pronunciado, pero debido a la dirección de la que venía la luz, a penas se podía polarizar.



Canon 5d MkII, Canon 17-40 (a 17mm, f/16, 2 segundos e ISO 100), degradado inverso, degradado y trípode.

Me fui acercando al mar, y observé un pequeño salto de agua y una composición muy rica en elementos, con la piedra central como estrella de la composición.



Canon 5d MkII, Canon 17-40 (a 22mm, f/18, 3.2 segundos e ISO 100), degradado inverso y trípode.

Siempre hay que tratar de hacer una fotografía típica, ya que nos aseguraremos al menos una foto que salve la jornada.
Intenté conjugar las diferentes formas de los elementos de la toma con una velocidad de obturación que me permitiera dibujar finas líneas.



Canon 5d MkII, Canon 17-40 (a 17mm, f/8, 6 segundos e ISO 100), degradado inverso y trípode.

Ya prácticamente sin luz, y con el momento culminante de la jornada pasada, tiré una última fotografía, que he preferido procesarla en blanco y negro debido a que el color no me decía gran cosa y sin embargo en monocromo ganaba dramatismo.



Canon 5d MkII, Canon 17-40 (a 17mm, f/9, 215 segundos e ISO 100), degradado inverso y trípode.