El 2006 realicé el cambio a reflex y me imagino que como a todos nos ha pasado, las dudas sobre la elección del equipo fueron tremendas.
Venía de una compacta, de esas puente que cubren una enorme distancia focal y que podía pasar de 38 a 380 mm. en un instante.
Las opciones sobre la elección de un angular no es que sean enormes, porque en Canon objetivos como el 10-22 o el 17-85 son para sensores Aps-c por lo que si tenemos pensado pasar algún día a full frame no nos servirán.

La opción lógica en cuando a calidad precio era el 17-40 L, pero por aquel entonces creía que la distancia focal que abarca era tan escasa que de poco me serviría.
Después de tres años, este objetivo es inseparable del cuerpo y supone casi el 85% de mis tomas. A toda la gente que me pregunta por él, es un excelente objetivo y sin duda de lo mejor que hay en angulares.

Un día de espesa niebla, en el que no encontraba el camino correcto para seguir subiendo, me entretuve con un solitario árbol.
Decidí comenzar con un formato vertical, incluyendo un primer plano con unas líneas de entrada muy dibujadas que nos dirigen a un punto de interés con poco peso debido a que se encuentra en el fondo de la imagen.
Empleé un polarizador para eliminar los reflejos de las rocas, ya que estaba lloviendo y un degradado neutro para que no se quemara el árbol del fondo.



Canon 5d Mark II, Canon 17-40 (a 17 mm, f/9, 1/5 segundo e ISO 100), polarizador, degradado neutro y trípode.

En el segundo encuadre no incluí ningún primer plano, dándole total importancia al árbol que en la anterior fotografía era un elemento compositivo más.
Abrí el encuadre lo suficiente para incluir el entorno en la fotografía y magnificar la sensación de soledad.



Canon 5d Mark II, Canon 17-40 (a 24 mm, f/8, 1/15 segundo e ISO 100), polarizador, degradado neutro y trípode.

Por último, aislé el árbol de tal manera que pasó a ser el protagonista indiscutible de la toma y se aprecia algo que en las otras dos tomas es posible que se os haya pasado...ese doble tronco.



Canon 5d Mark II, Canon 17-40 (a 40 mm, f/8, 1/13 segundo e ISO 100), polarizador, degradado neutro y trípode.


Es posible que muchos penséis que porqué he centrado el árbol en todas las tomas, ya que las reglas dicen que no hay que centrar los elementos, pero os digo que las reglas están para romperlas en determinadas situaciones.
Creo que al centrarlo, he creado una simetría que me ha ayudado a compensar la fotografía y no obtener partes vacías en la toma.

Personalmente me quedo con la segunda toma, ya que creo que es la más completa de las tres y mejor transmite el momento vivido...y vosotros? :-D