Revisando fotografías, me he encontrado con unas de finales de Mayo correspondientes a una salida que hice con compañeros de Rincones de Vizcaya, Javi e Iñigo.

La playa de Sakoneta es una playa guipuzkoana muy visitada y fotografiada debido al gran juego que dan las interminables hileras de flish.

El paseito que hay desde el parking hasta la playa se hizo tremendamente ameno con las anécdotas y experiencias que poníamos en común. Recuerdo la clase teórica que me dieron de tipos de orquídeas, época por aquel entonces para encontrarlas.

Llegamos como siempre con bastante tiempo, para reflexionar, buscar y merendar en mi caso. La playa me pareció bonita y rica a nivel compositivo, la recorrí entera y después de eliminar la parte derecha y realizar alguna foto en el centro a espaldas al mar, esperé junto a los compañeros en el extremo izquierdo.

Si la espera ya de por sí era dura, una tormenta nos sorprendió a todos y a pesar de no llevar ni paraguas ni chubasquero (a excepción del precavido Iñigo) esperamos pacientemente bajo la lluvia durante un interminable lapso de tiempo en el que Iñigo se apartó del trípode de carbono ante el temor de que a un rayo le tentara este material.

Tras la tormenta, ansiosos nos pusimos a fotografiar a contrarreloj debido a todo el tiempo perdido. A mí me llamó la atención un árbol en una de las montañas que cercaban la playa.
En la primera toma realicé un encuadre cerrado, intentando destacar el detalle del corte de la pared y una vez más el colorido no era de mi agrado...qué gris estoy!!! J



Canon 5d Mark II, Canon 70-200 2.8 (a 165mm, f/8, ½ segundo e ISO 50), trípode, degradado neutro inverso 3p y degradado neutro 3p.

En una segunda fotografía, abrí lo suficiente el encuadre como para incluir el mar y un par de puntiagudas piedras que rompían la monotonía del primer plano, además de diafragmé a tope para obtener la máxima obturación.
Esta toma sin duda me gusta más que la anterior, ya que es más rica a nivel compositivo y contrasta perfectamente la inclusión del árbol de la montaña con las rocas del mar.



Canon 5d Mark II, Canon 70-200 2.8 (a 70mm, f/32, 6 segundos e ISO 50), trípode, degradado neutro inverso 3p y degradado neutro 3p.

¡¡Ahora vino el gran susto!! Había dejado la mochila tumbada sobre el lado acolchado que va sobre la espalda, cosa que nunca hago, siempre la llevo encima puesta si estoy en zona de agua.
Pues al volver la mirada, vi que la mochila estaba rodeada de agua..la marea en cuestión de un par de minutos había subido por la calle del flish más rápido de lo que había visto nunca.
El tiempo se paró, miles de cosas pasaron por mi cabeza en un instante, en especial una historia calcada que le pasó a una buena amiga con un Canon 24-70 L que quedó ahogado en agua de mar.
Corrí a ver el daño y no sé cómo el interior estaba seco, la Computrekker había resistido ante una gran cantidad de agua a su alrededor, me imagino que por el hecho de tenerla tumbada sobre el compartimiento acolchado para el PC.

Susto que afortunadamente quedó en agua de borrajas y me sirvió para no quitarme la mochila cuando la marea está subiendo o las olas son grandes.