En la actualidad el uso de los filtros degradados neutros está muy extendido, ya que las ventajas son de sobra conocidas por todos, pero con la llegada de la era tecnológica los filtros degradados de colores se han visto relegados al olvido.
Tal vez sea porque los programas de edición nos permiten "colorear" los cielos, o porque simplemente los resultados no son lo naturales que nos gustarían, pero lo cierto es que este tipo de accesorios parecen que han caído en desuso.

Su utilización requiere de mucha cautela y únicamente en determinadas ocasiones los podremos utilizar para no caer en la rutina fotográfica. Personalmente me gusta echar mano de ellos cuando el entorno no me ofrece nada especial y me apetece darle un enfoque artístico, plasmando una pequeña parte de mi visión personal.

Junto a Luis Rodrigo nos dirigimos al Cabo Matxitxako para intentar bajar a alguna de las pequeñas calas que debido a su inaccesibilidad resultan poco frecuentadas.
Conseguimos bajar por sendas de pescadores y nos encontramos con uno de esos lugares que resultan más bonitos de ver que de fotografiar.

Cuando el cielo perdió el pequeño toque de color, decidí probar alguna cosa nueva y opté por jugar con los degradados de colores, los cuales había adquirido hace poco tiempo.
Lo lógico es utilizar un único filtro para obtener la dominante que nos brinde, pero en este caso junté tres ni más ni menos.

La combinación de uno rojo y dos azules, dio como resultado un tono fucsia-lila que difícilmente hubiéramos podido obtener con un degradado neutro. Me imagino que si no habéis visto la imagen en la cámara podáis pensar que está muy procesada, pero nada más lejos de la realidad.

A pesar de ser totalmente irreal, hay ocasiones en las que jugar con los accesorios que tenemos da bueno resultados y sobre todo fotografías diferentes.



Canon 5d Mark II, Canon 17-40 (a 17mm, f/16, 10 segundos e ISO 50), degradado rojo y 2 degradados azules.




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